Vicente Martínez nos obsequia en esta ocasión su vena artística en aroma de Arte. Setenta y seis esculturas y noventa poemas son el resultado de este –para él- entrañable quehacer de pluma y yunque.

Yunque del corazón, Pluma del alma,

Conciencia de la vida y de La Vida.

Todos forjados con la intención didáctica, nada secreta, de ofertar reflexión a sus lectores. En este flujo de Hierro y de Palabras laten el Cielo y la Tierra, el Espíritu y la Materia, el Ángel y el Demonio, la Mística y la Herejía, las Nubes y la Flor del rododendro. Todo salido de las manos del Gran Escultor Genesíaco, capaz de dar Forma, Luz y Color al Universo.

A modo de prólogo

LIBERACIÓN

¡Que suba el chatarrero! Que quiero desnudarme

de toda la hojalata

que ennochece mi casa y mis deseos.

Que se lleve del alma

la fotocopiadora de sueños ya soñados,

vacíos del sentido, de sepias otoñales

a vaivenes del viento naufragados.

¡Que suba el chatarrero! Que quiero desnudarme

de oxidada armadura

que atenaza mi espíritu y mis horas.

Que se lleve del cuerpo

el archivo de ciencias trasnochadas,

repletas de cadenas, de negros invernales

a cierzos de la sangre machacando.

Y cuando el chatarrero suba,

que con él suba también el Evangelio

de los lirios del campo, regalo de Jesús,

que como nada ni nadie visten alma y cuerpo.

¡Quiero quedar desnudo

de toda la hojalata

y verme re-nacido en el seno –mi seno-

del Dios con quien nací,

que me hace Ser y siempre me acompaña