12 Revivir el evangelio, repensar el cristianismo
José Arregi.
Reencontrarnos con el evangelio e ir hacia un nuevo paradigma.
Colección feadulta.com, nº 12. Mayo 2012.
214 páginas, 21 x 15 cm, rústica
José Arregi.
Reencontrarnos con el evangelio e ir hacia un nuevo paradigma.
Colección feadulta.com, nº 12. Mayo 2012.
214 páginas, 21 x 15 cm, rústica
Nos encontramos de lleno en un nuevo 'tiempo-eje', similar a aquella 'era axial' de hace 2.500 años. Una profunda transformación espiritual es posible y necesaria en todos los ámbitos. ¿Y el cristianismo? Nos hallamos ante un claro dilema: o nos convertimos en un gueto cultural irrelevante o revivimos el evangelio y repensamos el cristianismo. Hemos de ir más allá del Vaticano II, hacia donde nos empuja el Espíritu que inspiró a Jesús, hacia un nuevo paradigma. José Arregi (Azpeitia, Gipuzkoa, 1952), ex franciscano desde septiembre de 2010, alterna sus clases en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Deusto con una intensa actividad de conferencias, retiros y artículos en prensa y revistas. Í N D I C E Prefacio: Hacia un nuevo cristianismo 1. LA PROPUESTA DE JESÚS 2. OTROS PARADIGMAS SOCIALES La otra justicia El perdón primero El lobo de Gubbio El sermón de Montesinos Profetas del 15M Otra economía La reforma y la huelga Esperanza ante la crisis 3. OTROS PARADIGMAS ESPIRITUALES Hay que repensar el cristianismo No temas y arriesga Todos los santos y santas Hombres y Dioses Fin del mundo o parusía La oración de petición Dios y dioses de la India Creencias y doctrinas Religión y espiritualidad Tiempos crédulos La fe, ¿qué fe? 4. OTROS PARADIGMAS ECLESIALES Ni clérigo ni laico El viaje y la figura del Papa Rezar por la unidad de los cristianos Por una Iglesia democrática Obispos contra el perdón Religión en la escuela ¿De quién son las iglesias? La iglesia y los dineros El cerco a Pagola Entrevista: Otro modelo ministerial 5. EL FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO 6. MÁS ALLÁ DEL VATICANO II Prefacio HACIA UN NUEVO CRISTIANISMO Hace 2.500 años, un profeta lleno de fervor, de poesía y esperanza –profecía, fervor, poesía y esperanza ¿no son acaso la misma cosa?– animaba a unos pobres judíos desterrados en Babilonia, actual Irak: “No recordéis las cosas pasadas, no penséis en lo antiguo. Voy a hacer algo nuevo, ya está brotando, ¿no lo notáis?” (Isaías 43,19). La liberación es posible. La esperanza es posible. Otro mundo es posible, además de necesario. Abre los ojos: ya está brotando, ¿no lo notas? Hace 2.500 años, un poderoso viento espiritual sopló sobre la Tierra desde China hasta Grecia, y removió y llenó de frescura muchas tradiciones religiosas que estaban anquilosadas, como suelen. Un aire nuevo, una nueva era. La mística desafió al sistema, la ética se impuso a las creencias, la razón penetró en los mitos, el anhelo de justicia se enfrentó a los poderes, el ansia de igualdad contestó a las jerarquías clericales. Más allá de todos los dioses, confesaron a un Dios único, pero al Dios único y separado lo destronaron de su trono celeste y lo adoraron como misterio y corazón de todo lo real, el Todo en cada parte. Fue una obra espiritual formidable de hombres iluminados y libres: Confucio el político y Laozi el místico en la vieja y vasta China; Buda el despierto y Mahavira el no-violento y los filósofos místicos de las Upanishads en la India multicolor de todas las divinidades; Zoroastro el profeta del bien y de la renovación del cosmos en la sabia Persia fronteriza del Este y del Oeste; Isaías el profeta optimista y Jeremías el profeta lloroso en la estrecha franca de Israel o Palestina; Pitágoras, Sócrates, Platón y Aristóteles en la luminosa Grecia. Se diría que estaban concertados, pero no lo estaban, ni podían estarlo en aquel tiempo lejano. Respiraban el mismo Espíritu que sopla siempre en todas partes. Y con eso les bastó. Fueron unos hombres geniales y llevaron a cabo una extraordinaria revolución espiritual. ¿Y las mujeres? Es seguro que nada hicieron sin las mujeres, pero eso no lo reconocieron, ellos no las reconocieron; esa revolución quedó en suspenso, y aun sigue pendiente en las grandes religiones. A aquel tiempo se le conoce como “tiempo eje” o “era axial” (K. Jaspers). Hay un antes y un después, aunque pronto las religiones volvieron a dejarse arrastrar por sus viejas inercias. ¿Y hoy? Si no nos mienten todos los observadores y si no nos engañan todos los signos, nos encontramos de lleno en un nuevo “tiempo eje” similar a aquel de hace 2.500 años. Una profunda transformación espiritual es posible y necesaria en todo el planeta. ¿Y el cristianismo? Nos hallamos ante un claro dilema: o convertirnos en un gueto cultural irrelevante o revivimos el evangelio y repensamos el cristianismo para que sea levadura también mañana. Más allá de la letra de todas las escrituras y de todos los dogmas. Más allá del Vaticano II. Más allá, hacia donde nos lleva el Espíritu que inspiró a Jesús y su movimiento. Hacia un nuevo paradigma. Ya está en marcha, ¿no lo notas? Arroa Behea, 06-05-2012
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